10.2.15

Carnadas de Pesca Hechas en Casa
Con fotos y modelos de RUBÉN, Nueva Jersey

De este joven colaborador, cubano residente en los Estados Unidos de América, publicamos no hace tanto su “Retorno al Hanabanilla”. Ahora vuelve con un tema tanto universal como nacional: las innovaciones que por necesidad o natural creatividad hacemos los pescadores para solucionar el equipo o por experimentos que se nos ocurren.  Señala Rubén que ha probado pescar con tapas de botellas y ha cogido truchas con ellas, mientras los “sueros” –tubos flexibles de goma- simulan anguilas y son especiales para el mar.


Hace años, muchos años, una apelación muy frecuente para expresar en superlativo la buena picada de un embalse en la Isla, era decir que “ahí cogías las truchas con cordones de zapatos”. Un juicioso escritor, muy aficionado a la especie fluvial, acotaba en texto impreso: “Lo que no quiere decir que las truchas estén desesperadas por comer cordones de zapatos”.


El pescador a vara y carrete es en Cuba –si se me permite lo que podría ser un oportuno neologismo- sumamente innovativo, tal como es Rubén. Acá se ha visto juntar la cabeza de pelambre azul de una muñeca de goma desechada, con la parte delantera de un rapala mutilado por una barracuda, y con ese simbionte digno de la ciencia ficción cobrar un pez en el paisaje de aguas de Caguanes, al norte de Sancti Spíritus. Las lombrices artificiales, imitación del mamporro o quimbolo natural, se han fundido por décadas con recortería plástica y un misterioso solvente llamado deopé. Hay artesanos que en el occidente cubano tienen fama en el gremio pescador, por la eficacia de sus “palitos” y “azoradores”.


Rubén se ha especializado en hallarle el atractivo a tapas de botella, tubitos de suero, lumínicos de bicicleta y en hacer de una cuchara, dos cucharas. Las tapas de botella, dicho sea para universal comprensión, son las chapas que destapan el refresco o la cerveza, en el lenguaje propio de 23 y M, Prado y Neptuno o cualquier esquina de Jatibonico o Bauta. Rubén las pliega en torno al eje o las usa tal cual las suelta el abridor, en plano y atravesadas por un orificio por el que pasa, paralelo al círculo que es la tapa misma, el alambre del eje del señuelo. En cada variante hay un grampín, puede que vestido con unos pelos de bugtail; se usan anillas conectoras y a veces quitavueltas.

Para algunos modelos de señuelos basados en tapas de botella, Rubén emplea las tradicionales cucharillas giratorias, o en otro caso las innova con las chapillas de halar el cierre de apertura de las latas de bebidas. El colorido se refuerza con perlas de cristal de fantasía; el uso de flecos a colores, a modo de “pollo” o jig, refuerza el efecto dinámico. 

 

En cuanto a la acción, tanto los “sueros” como las cucharas “de cuchara” parecen trabajar profundados, y el resto es todo bastante de superficie. De todo lo visto, habrá que esperar que la buena picada donde cualquiera que los use nos traiga noticias. Las truchas puede que tengan alguna preferencia entre una cerveza Budweiser o un refresco de lima, la cuestión será sabérselas brindar en el momento oportuno.


El Editor.


 

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