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Es bastante probable que competencias de pesca a vara criolla fueran organizadas, bien con carácter nacional, bien solo a nivel de base, desde que la pesca deportivo recreativa entra en los programas de actividades del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, INDER, fundado en 1961. El Calendario de Recreación Deportiva, publicado en 1969 por dicho organismo, con eventos en un total de 10 modalidades de pesca, incluyó competencias de pesca de la biajaca, en las que la vara criolla sería la principal elección como avío, desde el primero de marzo hasta el 27 de abril, cubriendo la convocatoria todos los niveles territoriales de al época, desde municipio a nación, pasando por las regionales y provinciales (1).
De la primera Competencia Nacional de la Vara Criolla, cuyos resultados no se han hallado, se conoce que tuvo lugar del 17 al 21 de diciembre de 1981 en la base de pesca Manajanabo, en el embalse Minerva, Villa Clara (2). La segunda tuvo lugar un año justo más tarde, del 7 al 10 de diciembre de 1982, en el campismo Escaleras de Jaruco, provincia de La Habana; en este caso si se conoce que fue ganada por el equipo de la provincia de Camaguey con un acumulado de 178,11 puntos. En el orden individual los campeones fueron Guillermina Benitez, de Villa Clara, con 52,12 puntos, y en la división masculina Jorge L. Meireles, de la provincia de La Habana, con acumulado de 78,22 puntos (3). Otro certamen nacional de esta modalidad fue convocado para el mes de noviembre de 1983, con sede el la provincia de Ciego de Avila (4), y en 1986 comenzó en el embalse de Alacranes, Villa Clara, la celebración de la “Vara criolla en familia” (5), una variante competitiva que por su valor social merecería rescatarse.
“Se entenderá por vara criolla aquella de bambú, caña brava o materiales artificiales que no tenga guías ni carrete y que tenga el sedal amarrado firme al puntero”, definía el avío oficial el reglamento de una competencia de la región occidental de esta clase de avío realizada en 2003. Una sola caña por pescador fue admitida en esta prueba de dos sesiones de pesca, efectuada en el embalse de El Punto, Pinar del Río, con la asistencia de 10 parejas de competidores.
Limitando a 10 centímetros el mínimo de talla de las capturas, se ensayó como regla para la puntuación el cómputo del peso de las piezas de la primera jornada, valoradas a razón de 10 puntos por libre, y el conteo a razón de punto por pieza de los ejemplares de la segunda sesión. El pez que calificara como pieza mayor de cada día aportaba 10 puntos adicionales al equipo. Ignacio Cordero y Daniel González, los representantes de Villa Clara, totalizaron 212 puntos y alcanzaron así el trofeo principal de esta cita, Dalia Rosa Videaut, de Ciudad de La Habana, obtuvo el premio a la pieza mayor.
Después de la reorganización de la Federación Cubana de Pesca Deportiva en 2005, las competencias de esta técnica retornaron al calendario. En 2007 se produjo la apertura en el municipio de Bejucal, La Habana, denominándola I Torneo Nacional de la pesca con Vara Criolla; asistieron 14 competidores en tres sesiones que totalizaron veinte horas de pesca en los embalses Aguas Claras y El Congo. Las nuevas reglas hicieron énfasis en la autoridad del jurado, limitaron a 5 metros la longitud de las varas y a 12 centímetros la talla mínima de los peces, en tanto establecieron de manera explícita que solo podía usarse un anzuelo y una única caña en activo.
El primer torneo fue ganado por los competidores de Pinar del Río, Norberto P. Arencibia y Francisco O. Reyes Arencibia Jibilay. Volvió a convocarse la lid de la vara criolla en 2008, en el mismo municipio sede, con victorias individuales para el local Franny Hernández, con 27 libras y 14 onzas de captura en tres jornadas (227 ejemplares), seguido por Elvis Castillo, de Villa Clara, con 4 onzas menos, y en tercer puesto por José N. Baltar, con 26.08 libras y 207 piezas.
La vara criolla es idónea para enseñar a pescar a los niños de la familia. Se comienza por advertirles de cuales modos deben cuidarse del anzuelo y ellos aprenderán pronto la simplicidad del lanzado, aunque les tomará algo de tiempo aceptar que colocar la lombriz y desencarnar el pez que han cobrado es igualmente asunto de ellos.
Un total de 524 piezas, entre crisoles, tilapias y truchas, capturaron y soltaron en dos jornadas los 10 competidores del Primer Torneo Nacional Infantil de pesca a Vara Criolla en agosto de 2008. Fue un certamen admirable en todos los sentidos, salvo por el hecho de que algunas provincias no supieron reconocer su importancia. Los muchachos y los adultos que acudieron al embalse Minerva como sus acompañantes y asistentes, disfrutaron la hospitalidad de la central provincia de Villa Clara y llenaron a satisfacción un punto que faltaba en la agenda de la pesca deportiva cubana.
En resultados deportivos, el local Alejandro Menéndez Padrón se recuperó al final del sofocón de una primera jornada casi en último puesto y cobró y soltó un total de 111
piezas. Muy cerca del titular y con los honores adicionales del trofeo a la pieza mayor y la máxima diversidad de especies, fue sublíder con 107 puntos el pescador de Cienfuegos Orlando Junior Rodríguez Pairol, mientras el holguinero Yosvany Suarez Rodríguez logró un tercer lugar con la labor probablemente más estable de los dos días, al partir su total en 44 y 40 puntos, respectivamente, entre las dos pruebas de pesca.
De la versatilidad de la vara criolla nos llamó un día la atención el desaparecido amigo Danilo Domínguez Ortega, un entusiasta aficionado a la pesca de la provincia de Camagüey. Destacado en competencias de la trucha, pescando el pargo con línea a mano al norte de Varadero y triunfando en las capitalinas lides de la aguja, supo revelarnos un sorprendente punto de vista que cambiaría nuestra percepción de la pesca recreativa: para él nada como la emoción de la pesca con caña, con la mirada prendida del flotador… “¡…y el corchito que comienza a moverse, Ismael, hasta que se hunde de un golpe!”. Buenas razones tenía para saberlo, habiendo sido uno de los iniciadores de las competencias de la Vara Criolla en Familia, seguidor de los eventos de la modalidad desde las primeras convocatorias.
La vara criolla no solo es un avío para principiantes. Las cañas siguen bien resguardadas en su rincón de la casa, con las líneas listas y los anzuelos afilados. Hay siempre un día para relajarse, para dejarse llevar por la suerte del día junto al agua. Un día para ser sorprendido por una picada que se lleva la boya a lo hondo y turbio de un recodo. Ese es el día de la vara criolla.
NOTAS
1- Pesca deportiva cubana. Historia y tradición, página 105.
2- Rascacio, La Habana, Año II, No. 8, diciembre de 1981.
3- Rascacio, La Habana, Año IV, No. 14, febrero de 1983.
4-“Calendario de pesca deportiva 1983”. En: FCPD (Federación Cubana de Pesca Deportiva) – Recreación INDER, XXI Torneo de la Aguja “Hemingway”, Agenda ’83, La Habana, Imprenta “José Antonio Huelga” 1983.
5- “Calendario de pesca deportiva 1986”. En: FCPD (Federación Cubana de Pesca Deportiva) – Recreación INDER, XXIV Torneo de la Aguja “Hemingway”, Agenda ’86, La Habana, Imprenta “José Antonio Huelga” 1983.
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2- Aparejar la caña.
3- Procedimientos de pesca.
1- Pesca deportiva cubana. Historia y tradición, página 105.
2- Rascacio, La Habana, Año II, No. 8, diciembre de 1981.
3- Rascacio, La Habana, Año IV, No. 14, febrero de 1983.
4-“Calendario de pesca deportiva 1983”. En: FCPD (Federación Cubana de Pesca Deportiva) – Recreación INDER, XXI Torneo de la Aguja “Hemingway”, Agenda ’83, La Habana, Imprenta “José Antonio Huelga” 1983.
5- “Calendario de pesca deportiva 1986”. En: FCPD (Federación Cubana de Pesca Deportiva) – Recreación INDER, XXIV Torneo de la Aguja “Hemingway”, Agenda ’86, La Habana, Imprenta “José Antonio Huelga” 1983.
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