17.11.14



MOTA PARA LA PRÁCTICA DEL LANZADO A MOSCA
Arte al fin, la pesca a mosca requiere de la reiteración para conservar las habilidades y llegar a considerar una posible maestría si se mantiene la práctica sistemática y, si usted quiere, un cierto nivel de estudio teórico. Dicho así parece un tanto exigente esta forma de pesca que a veces da a lo sumo un pez en la jornada. Cierto: con menos empeño el spinning y la línea a mano colman la ensarta. Pero cada uno a su pasión, y la pesca a mosca es una danza con el viento, un diálogo con el agua, un reto adivinatorio con los peces. Lanzar con ritmo, distancia y precisión requiere entrenamiento.
Las prácticas de lanzado en polígono terrestre fueron instituidas desde 2006 en los certámenes de pesca a mosca Zapatafly, que por cuatro ocasiones convocó el Parque Nacional Ciénaga de Zapata hasta la última vez, que fue en 2010. Haciendo uso de información disponible en internet y en videos, se establecieron las primeras normas empleadas en el país para calificar habilidades en el lanzado a mosca: distancia, precisión y lazo estrecho, con sus respectivas variantes.
Dado que las verdaderas son demasiado importantes para sacrificarlas sobre el terreno, es mejor improvisar unas cuantas falsas moscas para desarrollar las acciones con un modelo semejante a los señuelos verdaderos, en cuanto a dimensiones y peso, y sobre todo con cierta exageración en cuanto a visibilidad. En lenguaje vernáculo, le llamaremos mota a este patrón de lanzado a mosca, del mismo modo que usamos esa palabra para designar el engaño mediante el cual algunos “deportistas” capturan agujas (con motas de hilos de caprón y sin anzuelo), o se emplean en menores dimensiones y más funcionalmente para cobrar agujones que se usarán como carnada en la pesca al curricán de los peces de piso, esta vez sin engaño.
Fibras artificiales de colores intensos (amarillo, naranja, rojo y sus combinaciones) serán el material básico para este montaje. El primer paso consiste en elaborar algunos soportes de alambre sobre los cuales se fijará la fibra textil. Buscar un alambre de cobre en diámetro de un milímetro o menos y cortar varios segmentos de unos 10 centímetros de longitud. En uno de los extremos, formar con una pinza fina una pequeña gasa y a partir de ella medir 2 cm y doblar el alambre sobre sí, sin cerrar totalmente.
Asegurando el punto de doblez del alambre para formar con él la argolla de la futura mota o falsa mosca, torcer el extremo más largo sobre el corto en vueltas lo más cerradas posibles. Cuando el entorchado alcanza la pequeña gasa del extremo corto
-cuyo único fin es evitar la capacidad punzante de ese extremo-, se continúan las vueltas de alambre en sentido opuesto, rellenando hasta un centímetro de longitud sobre el soporte o eje de la mota, a fin de que este relleno sirva de tope o sostén cuando anudemos el material textil sobre la misma.
Concluidos los soportes, fijar uno de ellos en el torno de montaje por el lado de la argolla y dar algunas vueltas de hilo del color escogido sobre el segmento de alambre. Preparar el material de montaje en secciones de 5 cm y anudar por el centro sobre el soporte; en este caso se ha seleccionado hilo de estambre común de color amarillo, pero la elección estará abierta a las posibilidades y la imaginación de cada cual. Para las combinaciones, por ejemplo, utilizamos estambre verde y fibra de algunos implementos textiles reciclados, como cordones de zapatos deportivos o correas de mochilas, previamente deshilados.    
Una vez atado el haz de fibra, se empareja todo hacia atrás, cuidando cubrir todo el soporte de alambre en torno y se anuda apretadamente con numerosas vueltas de hilo. Puede concluirse con una pincelada de barniz sobre la “cabeza” y un acabado a la mota mediante un peine fino y unas tijeras. Con el equipo mosquero y un puñado de estas coloridas motas el mosquero puede obsequiarse una jornada muy atlética en cualquier terreno despejado al alcance de su hogar. Recuerde establecer su área de práctica de acuerdo con el viento y con suficiente amplitud para los respectivos impulsos hacia delante y atrás. Advierta a los curiosos y transeúntes eventuales lo inapropiado de ubicarse en la trayectoria de una mosca, aunque sea falsa.
Si anota sus resultados –distancias e impactos de precisión logrados- puede hacer un registro muy útil de sus avances que le ayudarán a trazar estrategias para mejorar sus capacidades en esta modalidad.


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