30.7.14



FLOTAR...
LEJOS
     ...Y A LA ESPERA

La boya o flotador es uno de los componentes del aparejo de pesca, cuyo uso es más común en las modalidades que emplean la caña. Bajo el título, correspondiente a Cuba, mi país, de vara criolla, habré estudiado en otro momento una parte de lo que hasta hoy puede decirse del tradicional avío.
El elemento que hoy ilustramos, si bien hallado como parte de un procedimiento de pesca a la espera, no se relaciona con la referida vara de sedal fijo atado a su extremo terminal más fino, sino a su uso mediante un equipo de lanzado (spinning, en este caso concreto) para buscar distancia en determinados sitios de aguas amplias y tranquilas. Es algo bien plausible acá, donde técnicas foráneas tales como enchufables, inglesa o coup francés son desconocidas. Entonces el aficionado se irá por lo que tiene a mano: la vara y carrete de spinning a la que se adapta el sistema de bajo de la vara criolla.
Con lo dicho se ha de lanzar a las aguas del remanso, aprovechando que los aguaceros de principios del verano incrementaron volumen y espejo y la masa acuática ha penetrado los bajíos y cañones que durante el resto del año se habían mantenido invadidos por la maleza y la fauna terrestre –lombrices e insectos- que en un momento se hallarán al alcance de tilapias, carpos y biajacas.
Advirtamos que ha sido probado y en realidad sirve de poco que al disponer la vara spinning y su carrete para este uso se apareja de modo idéntico a la vara criolla. De poco sirve el bajo de línea armado al mismo estilo, pues hay poco peso para impulsar la línea y la disposición de la leve lámina de plomo, la boya casi sin peso y el anzuelo, no contribuyen, por otra parte, al equilibrio para el lanzado y ciertamente alguna resistencia al aire. Resultado: poca distancia y ninguna precisión al primer intento.
Haraganeando hace dos fines de semana por el extremo de la presa Maurín que cae hacia la carretera Bauta-Baracoa, había un pescador que venía desde el poblado textil de  Cayo La Rosa y estaba con un par de varas spinning haciendo lances bien desarrollados sin enredarse cada vez en la maleza, y el secreto estaba en la boya de manufactura casera que mostró e instruyó el modo de hacer, en cuanto el curioso de turno se interesó. Los pasos, muy simples aunque lo escrito parezca demasiado metódico, son los siguientes:
a) Al tubo de desodorante agotado se le ha de retirar la bolita plástica que hace la función de aplicador. De entre las medidas habituales, son preferibles las bolitas que miden unos 35 mm de diámetro. [El recipiente vacío y su tapa, convenientemente lavados, luego de recortada con una segueta la sección anular que retenía la bolita, ha sido usado para resguardar del agua durante la pesquería dinero, cigarros o fósforos, aunque no fumar es mucho mejor].
b) Observe a los niños de la casa, cuando regresan con la mamá de las compras en la shopping y traen ya desgastados sus caramelos “chupa-chupa”. Vigile dónde dejan los palitos plásticos tubulares con los que sostienen la golosina y haga una provisión de ellos.
c) Después de limpiar de restos de desodorante y melaza acaramelada los dos elementos recuperados, perfore la bolita en sentido vertical, con un alambre recalentado o un taladro fino, cuidando que la línea de unión de las dos semiesferas que la forman quede en la parte media. Los dos orificios en línea deben tener un diámetro tal que permitan el paso del palito, o sea, el eje de la boya, de forma lo más ajustada posible.
d) Antes de colocar el palito, recorte pequeños fragmentos de plomo u otro metal, o consiga balines de rodamientos desechados, e introdúzcalos por una de las perforaciones de la bolita, cuidando obstruir la otra para que no se salga este lastre.
e) Colocando la bolita en posición horizontal, para que los fragmentos metálicos se asienten a un lado y no se salgan ni obstruyan los orificios, e introduzca lado a lado el eje o veleta de la boya, que hasta ahora hemos dicho “palito de chupa-chupa”. En este momento, sellar con pegamento de cianocrilato, que en Cuba llamamos “cola loca”.
f) Recorte dos secciones de una tubería plástica flexible (goma, teflón o polietileno), de 0.5 cm de alto y un diámetro interior tal que permita introducir ajustadamente el eje plástico de la boya. Coloque cada segmento en su extremo correspondiente.
g) Puede ahora pintar la boya en sus dos colores clásicos: rojo para el fondo y blanco para que la veamos encima de la superficie del agua. O puede usar otros colores que para usted resulten más visibles.
h) En el momento de colocar la boya en el aparejo, libere las dos anillas de sus extremos del eje de la boya y pase por el interior de ambas la línea de pesca, ya armada la vara con el carrete y pasado el nailon entre las guías. Estime una longitud de línea equivalente a la profundidad a la que va a comenzar a pescar y coloque la boya, introduciendo cada anilla en su extremo del eje y dejando así fijada la línea. Anude luego el anzuelo y un segmento de lámina de plomo a la altura habitual para que la carnada baje linealmente a la profundidad.
Al lanzar, tenga en cuenta que el vector de impulso comienza en la boya, de manera que debe practicar sus lances para evitar que el bajo de línea, del que pende el anzuelo, pueda engancharse o enredarse en la vegetación, en algún obstáculo o en su propio cuerpo. Con este procedimiento se hallará usted pescando cómodamente a veinte o veinticinco metros de la orilla, sin mojarse y aumentando sus posibilidades de picada.



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